Me dijo la psicóloga que como tengo una cabeza que no puede dejar de fantasear, quizá me serviría crear un personaje y hablar con él cuando no estoy en sesión. Que me va a servir. Que voy a escuchar más tranquilamente mi voz (o mi cabeza) cuando le hable. Cuando le cuente todas mis tristezas y mis alegrías.
¿Podés ser vos?...Bueno sino querés da igual, total no me podes responder. Así que te elijo. No te queda otra.
Sí, ya sé tenía que inventar un personaje. ¿Pero quién en esta vida no es un personaje en sí mismo?
Extraño vernos en nuestra esquina, la del vivero municipal. No hay vez que no cruce por ahí y me acuerde de vos. Como no hay 24 de marzo que tampoco lo haga. Claro y también me acuerdo del cumpleaños de mi hermano. Pero antes siempre de vos. En mi vida siempre el dolor toma la delantera.
Nunca te lo dije pero me enojó mucho no haberte podido acompañar en el juicio. Me contó el Negro que estabas re nerviosa. Odié no haberme enterado antes de tu historia. ¿Por qué no me la contaste? Tantas mañanas y tardes juntas. En realidad en parte era la historia de tu marido, pero bueno, no deja de ser tu historia también.
Cuando me levanté de esa cama después de esos eternos meses lo único que hicimos fue festejar la llegada del bebé. Todavía tengo el conjuntito que le regalaste. Querías que sea el más lindo de la tienda. Y sí, le pegaste porque es hermoso. Digo es porque todavía lo tengo guardado. Ni en pedo lo regalo. Es tu recuerdo. ¿Servirá para mis nietos? Es una pregunta a futuro. Y mejor no lo pienso porque me agarra ansiedad. Todo lo referente al futuro me provoca ansiedad. Y de la grosa.
También me quedó siempre una pregunta pendiente. ¿Por qué no te quisiste despedir de mí? ¿Por qué dejaste que me enterara de tu partida un mes después? Enterarme por los obituarios de Google. Parece cómico. Pero fue doloroso.
¿Sufriste mucho? ¿Te dolió? ¿O sólo te quedaste dormida? ¿No se te ocurrió llamarme? Hablamos siempre de muchas cosas, pero nunca de la muerte.
Claro lo hiciste para que no te visitara en un cementerio. Para que no me olvide de pasar por nuestra esquina, que por cierto acá estoy. Si tendría que hablar con vos desde el living de mi casa sería loco. ¿Mamá tenés una amiga imaginaria?
Bueno en fin. ¿No tenía que ser esta una sesión de pseudo psicología? Al final terminé hablando de vos y de mí. ¿O de mí?
Voy a necesitar a la psicóloga para que me oriente. Estoy perdida con este ejercicio.
Pero bueno. No hay mal que por bien no venga. Ah y si es cierto que los de arriba ven para abajo, te pido un favor. ¿No buscas esa tumba, la de mi bisabuelo, la del que nunca nadie conoció?
Quizá es por ahí, mi falta de identidad es la punta del ovillo. ¿Será?
¿Será que la psicóloga al final tenía razón?
